CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático global se refiere a la transformación del medio ambiente, la cual debe ser considerada como un fenómeno planetario y no como fenómeno local.

 

Los principales procesos asociados con el cambio global son la intensificación del efecto invernadero, la disminución de la capa de ozono de la estratósfera, la lluvia ácida y la pérdida de la biodiversidad.

 

Estos sistemas naturales físicos se hallan sometidos a importantes procesos de cambio y transformación. Estos cambios han sido continuos desde la conformación de la tierra, pero han sufrido una aceleración y, en algunos casos, un cambio de dirección en los últimos doscientos años debido a la intervención humana.

 

Al respecto, es preciso mencionar que el sistema climático cambia continuamente desde hace miles de millones de años, como resultado de las interacciones entre la radicación solar y los diferentes componentes de la geosfera y de la biosfera, sin embargo; en la actualidad, la emisión de los denominados gases invernadero, como resultado de las actividades humanas, contribuye en la variación de la dirección del cambio climático natural a una velocidad digna de consideración.

 

En ese sentido, el clima puede variar por razones internas, es decir; del propio sistema, o externas, siendo aplicables para el tema de cambio climático las razones externas

 

Los cambios externos del sistema climático están basados en procesos que provocan variaciones en los flujos de energía de las radiaciones solares dentro del sistema y dentro de los procesos, existen fuerzas completamente ajenas a la acción humana, este es el caso de los cambios en el nivel de irradiación que nos llega por el sol, o de los cambios en la geometría de la órbita de la tierra alrededor del sol.

 

En otros casos sí se puede ejercer una influencia de la acción humana, por ejemplo, en los procesos de absorción de la radicación solar o detención de las radicaciones de onda larga por parte de la atmósfera.

 

Ahora bien, los gases invernadero presentes en la atmósfera desempeñan un papel clave en el sistema climático, ya que absorben la radiación infra roja emitida por las radicaciones del sol y vuelven a irradiar ésta energía, de hecho lo que hacen es dejar pasar las radiaciones de onda corta y absorber y volver a emitir las radiaciones de onda larga.

 

El vapor de agua, es el principal responsable del gas invernadero, con el 80% de éste y el resto de los gases, mismos que se encuentran en muy poca concentración, son los denominados gases traza, y que a pesar de estar en menor concentración tienen una gran importancia, entre los cuales se encuentra el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno, el ozono estratosférico y los clorurofluorocarbonos.

 

Estos gases, a través del efecto invernadero, mantienen caliente la baja atmósfera y la superficie terrestre.

 

En ese sentido, el cambio climático provocado por el hombre está relacionado esencialmente con la intensificación del efecto invernadero, como resultado de los aumentos en la concentración de los gases traza, los cuales, a excepción de los clorurofluorocarbonos, se producen naturalmente en la atmósfera y se eliminan, también de forma natural, a través de los ciclos biogeoquímicos.

 

Al respecto, el ser humano contribuye mediante sus acciones a aumentar excesivamente la concentración de estos gases y la larga vida de las moléculas de estos gases en la atmósfera (a razón de un mes hasta 380 años, en función del gas y la capa de resistencia en la atmósfera), hace que su concentración aumente a niveles más altos de los que los procesos naturales pueden eliminar.

"El cambio climático provocado por el hombre está relacionado esencialmente con la intensificación del efecto invernadero, como resultado de los aumentos en la concentración de los gases traza."

 

Por otra parte, el ozono es un gas que existe de forma natural en la atmósfera y que presenta su máximo nivel de concentración en la llamada capa de ozono de la estratósfera, podemos decir que la tierra está protegida por una envoltura de veneno, de la que depende toda materia viva.

 

El ozono es altamente tóxico: menos de una parte por millón de éste gas reñido de azul es venenosa para los humanos, próximo al nivel de corteza terrestre, es un contaminante que contribuye a la formación de la lluvia ácida. Pero en las capas altas de la atmósfera, entre unos 15 y 50 km sobre el nivel de la superficie terrestre, forma la capa que protege la tierra de los letales rayos ultravioletas del sol.

 

Por lo anterior es relevante conservar la biodiversidad, que es la variedad de elementos vivos que existen en la biosfera, esta variedad es el resultado de un proceso de evolución tanto de las especies individuales, como de los grupos de especies o de ecosistemas.

 

Los ecosistemas son el sumatorio de todos los seres vivos (biocenosis) y de todos los elementos físicos no vivos (biotopo) que se encuentran en un área determinada.

La pérdida de la biodiversidad es el proceso de disminución de la diversidad a nivel de ecosistemas, especies o genes y se trata no sólo de la reducción en el número, sino también del cambio en sus frecuencias relativas, es decir; cuando un grupo minoritario de ecosistemas, especies o combinaciones genéticas pasa a ser más abundante en detrimento de otros.

 

Dicho proceso, que se ha venido llevando a cabo a lo largo de miles de años a través de fenómenos naturales, es acelerado hoy en día por la acción humana: la contaminación, la caza y la pesca abusivas, el comercio de la fauna y, sobre todo, la destrucción de los hábitats para cultivos y pastos, para obtener combustible y para instalar industrias.

 

Cuando se introducen nuevos organismos en islas o contenientes y compiten con los organismos indígenas, los nuevos organismos pasan a dominar los ecosistemas. Los organismos indígenas decrecen o mueren, ocasionando en muchas ocasiones cambios irreversibles en los ecosistemas.

 

La acción del hombre contribuye notablemente a este proceso, sobre todo a través del cambio de uso de los suelos y de la deforestación de las selvas tropicales.

 

La situación se agrava especialmente en sistemas ricos en especies en peligro de extinción, como las franjas del coral en los trópicos y los humedales de la costa, que son muy susceptibles de perder su biodiversidad a causa de la acción humana.

 

Esta destrucción puede afectar desde individuos hasta especies enteras, desde cambios de los entornos físicos y biológicos adecuados para la continuación de las especies hasta su total desaparición. Un factor crítico es la dimensión del ecosistema tal como queda después del uso de cambio de suelos, ya que afecta directamente a la cantidad de especies que sobreviven en un área.

 

Un aspecto especialmente importante es la pérdida de biodiversidad agraria, es decir, la reducción del número y la variedad de especies de plantas cultivadas por el hombre.

 

Los efectos potenciales del cambio climático y de la intensificación del efecto invernadero son:

 

• El calentamiento global.

• Transformaciones climáticas

• El ascenso del nivel del mar

• Efectos negativos en los ecosistemas terrestres.

 

 

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